Blanchot: fragmento y límite (I)



“Lo fragmentario: juego de los límites en el que ninguna limitación juega papel alguno”.




“Lo fragmentario no es experiencia, no es forma o sujeto de escritura, no es otro orden frente al orden del libro, ni siquiera como tránsito hacia un desorden y, sin embargo, es una oscura exigencia bajo cuyo atractivo, el espacio de escribir da lugar a unas marcas o puntos de singularidad por donde pasan múltiples recorridos (irregulares) que los hacen desaparecer como únicos al tiempo que los mantienen en posición de singularidad, de modo que una multiplicidad casi infinita de atajos puede repetirse allí, sin que la repetición suprima su marca de singularidad ni la disuelva en identidad. Es como si dicho espacio se brindase como correlativo o suplementario o, incluso, secundario (en este sentido inesencial) y como si, al mismo tiempo, rechazase, hiciese estallar aquello de lo que es el correlato o el suplemento, secundario y, por lo tanto, sin prima. De ahí el trabajo de oscuridad que el recomenzar lleva a cabo y que lleva a cabo siempre de forma cada vez más oscura. Lectura y escritura se intercambian gracias a este «correlato» contra el cual luchan a fin de impedirlo, luchando asimismo contra su propio poder de producirlo o de restaurarlo”.


(Blanchot, El paso (no) más allá).